Al fin y al cabo, ¿cuál es la franja de seguridad adecuada para proteger el medio ambiente y a las poblaciones de los impactos de los agroinsumos? El debate se intensificó durante el proceso de actualización de la Instrucción Normativa (IN) 2, del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mapa), del 1º de agosto de 2008, que regula el uso de la aviación agrícola en Brasil. Ante la tecnología incorporada en las aeronaves y la aplicación aérea, el sector considera que ha llegado el momento de sustituir los parámetros rígidos —zonas de amortiguamiento de 250 a 500 metros de viviendas, animales y áreas ambientalmente sensibles— por protocolos de aplicación.
“Desde la última normativa, las tecnologías de aplicación han evolucionado significativamente”, refuerza el ingeniero agrónomo Alan McCracken. Para este especialista en pulverización aérea, lo ideal es la adopción de criterios específicos para las operaciones.

El profesor Maísa entiende que el estudio de la franja de deposición demuestra que la aplicación aérea se puede controlar
El gran aliado del sector de aviación agrícola proviene del ámbito académico. Se trata del estudio Deriva y Franja de Seguridad en la Pulverización Aérea Agrícola (reportaje completo en la edición de diciembre/2024), desarrollado por la Universidad de Brasilia (UnB), dentro del Núcleo de Estudios en Actividades Aeroagrícolas (Neaagri). A partir de esta investigación, que tiene como foco la franja de deposición, la presidenta del Núcleo, la doctora en Ciencias Forestales Maísa Santos Joaquim —vicedirectora de la Facultad de Agronomía y Medicina Veterinaria (FAV) de la UnB—, afirma: “La pulverización aérea es segura, claro, siempre que se respeten todos los criterios necesarios para garantizar esa seguridad”.

CONTROL
En el estudio sobre la franja de deposición presentado por la UnB el 20 de noviembre de 2024, al buscar condiciones ideales de aplicación, la deriva máxima alcanzó los 45 metros y la mínima se situó en 6 metros (ver gráfico en la página 14). En promedio, la deriva se mantuvo dentro de una franja de 20 metros.
No obstante, Maísa subraya que esta investigación tuvo como objetivo evaluar la franja de deposición y no la deriva, que representa el talón de Aquiles de la aviación agrícola. Por ello, está en curso una segunda etapa del estudio, enfocada específicamente en la deriva. Según Maísa, las pruebas demostraron que la aplicación aérea, además de ser controlada, puede ajustarse mediante el desarrollo de una ecuación que permita regular la deposición.
En esta segunda etapa, con base en el estudio inicial, la idea es demostrar que la exoderiva (fuera del área objetivo) puede ser controlada, de la misma forma que se busca una endoderiva (dentro del área objetivo al momento de la aplicación) o una homogeneidad en la franja de deposición. “Si logramos obtener datos y realizar un estudio específico sobre la deriva, podremos prever su alcance y así influir directamente en la definición de la franja de seguridad respecto a las áreas sensibles”, señala la científica.
PESQUISA CIENTIFICA DE LA UnB Y LA Ufes SOBRE DERIVA PUEDE CAMBIAR EL RUMBO DE LA AVIACIÓN AGRÍCOLA
“La segunda etapa de la investigación, enfocada en la deriva, dará una nueva orientación a la aviación agrícola brasileña y, ¿por qué no?, a la mundial.” La frase del doctor en Ingeniería Agrícola, profesor Edney Leandro da Vitória, coordinador del Programa de Posgrado en Agricultura Tropical (PPGAT) de la Universidad Federal de Espírito Santo (Ufes), ilustra la relevancia de este trabajo desarrollado dentro del Neaagri, en la UnB, para el avance del sector de aviación agrícola y, consecuentemente, para la superación de prejuicios hacia la tecnología.
Según Edney da Vitória, el estudio más citado data de 1998 —hace 27 años—, mientras que los de 2003 y 2005 son revisiones bibliográficas y los más recientes son estudios de caso. Es decir: la deriva es estimada a partir de una aplicación específica hecha por una aeronave en un lugar determinado. “Nosotros proponemos realizar un estudio de deriva en múltiples ubicaciones, en diferentes estados, bajo condiciones operativas de campo variadas”, puntualiza el científico.

El profesor Edney da Vitória destaca la alianza entre la UnB y la Ufes, dos universidades federales de renombre.
Para ello, Edney da Vitória —quien también integra el consejo del Congreso Científico de Aviación Agrícola organizado por Sindag/Ibravag— fue invitado por la presidenta del Neaagri, Maísa Joaquim, para formar parte del grupo de investigadores.
“La metodología de recolección de datos también es nuestra”, resalta Edney da Vitória. A diferencia del estudio sobre franja de deposición, en el que los datos fueron recolectados por empresas especializadas en auditorías técnicas de aplicaciones en campo, esta vez la idea es capacitar equipos para realizar las mediciones durante aplicaciones reales en todos los estados brasileños donde hay actividad aeroagrícola, en condiciones diversas.
MÁS INFORMACIÓN
En el estudio Deriva y Franja de Seguridad en la Pulverización Aérea Agrícola, la metodología aplicada para analizar la deposición también mide lo que se desvía lateralmente, con el fin de verificar cuánto del producto salió fuera del objetivo.
En la segunda fase del estudio, se analizará la deriva en función de las variables que afectan las aplicaciones aéreas.
Los dos tipos de deriva que afectan la aplicación aérea son la endoderiva y la exoderiva. La endoderiva se considera una deriva “buena”, ya que, en el siguiente paso del avión, la aplicación se completa. Esta es la deriva deseada. Por otro lado, la exoderiva es la deriva fuera del área objetivo, y es precisamente esta la que el estudio pretende demostrar que es controlable.
La hipótesis estadística es que la zona de amortiguamiento puede reducirse. Aprovechando la metodología estadística del estudio sobre franja de deposición, se determinará cuánta cantidad del producto llegó fuera del área objetivo —es decir, donde el avión no sobrevoló—.
LO QUE DICE LA IN 02/2008

I – No se permite la aplicación aérea de plaguicidas en áreas situadas a una distancia mínima de:
a) quinientos metros de poblaciones, ciudades, pueblos, barrios, o de fuentes de captación de agua para abastecimiento de la población;
b) doscientos cincuenta metros de manantiales de agua, viviendas aisladas y agrupaciones de animales.

LA REVISIÓN DE LA ZONA DE EXCLUSIÓN DEBE CONSIDERAR LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
Para el director operativo de Sindag, el economista Cláudio Júnior Oliveira, el análisis de una zona de exclusión debe, además de considerar cuestiones ambientales, pasar por la responsabilidad social. “Eliminar un área de cultivo, aunque parezca pequeña, impacta directamente la producción de alimentos, muebles, biocombustibles, papel, placas de computadoras e incluso medicamentos”, refuerza el gestor, quien ha acompañado de cerca la actualización de la IN-02/2008 del Mapa, que será transformada en una Portaría.
La modernización de las normativas operativas de la aviación agrícola sigue la línea del Decreto (D) 86.765/81, que reglamenta el DL 917 del 7 de octubre de 1969, el cual formalizó la actividad en Brasil. La consulta pública se cerró el 31 de enero de este año y recibió 989 contribuciones a través del Sistema de Monitoreo de Actos Normativos (Sisman). Entre las sugerencias, se incluye la revisión de la zona de exclusión.
En este momento, en que las contribuciones están siendo evaluadas, el director operativo de Sindag destaca que también es necesario analizar económicamente lo que representa esa franja de exclusión. “No afecta solamente a miles de familias del sector de aviación agrícola, sino a todos los involucrados en la producción de ese cultivo, generando desempleo y pérdidas significativas en la sostenibilidad económica de ciudades y familias”.

Cláudio Júnior Oliveira afirma que las franjas de seguridad innecesarias impactan negativamente en la producción de alimentos y otros artículos esenciales producidos por la agricultura.
IMPACTO
En esta misma línea de razonamiento, el empresario y piloto agrícola Alexandre Schramm, consejero de Sindag, argumenta que la buffer zone termina afectando negativamente a los prestadores de servicios de aviación agrícola. Afirma que muchas veces el operador deja de cerrar un contrato importante porque tiene que dejar una parte del terreno sin tratar debido a la restricción. “Algunos agricultores prefieren hacer todo el lote con avión o todo con equipo terrestre; no les gusta mezclar soluciones”, puntualiza.
Schramm observa que el perjuicio se extiende al costo de producción de los cultivos. Teniendo en cuenta las ventajas de la aviación agrícola en términos de agilidad y tecnología embarcada, destaca que existe una serie de pérdidas que impactan directamente en la calidad y productividad al no utilizarse la aviación. “Como el equipo terrestre trabaja durante todo el día, el aprovechamiento del producto no es el mismo, ya que en determinados horarios la propia planta no tiene la misma capacidad de absorción del insumo”, reflexiona. Además, menciona las pérdidas por el pisoteo del cultivo provocado por las ruedas de las máquinas.
PROTOCOLOS DE APLICACIÓN CERCANA A ÁREAS SENSIBLES PUEDEN SER LA SOLUCIÓN
El empresario agrícola Alexandre Schramm, socio de Stal – Servicio de Tratamiento Aéreo a Cultivos, deja claro que es fundamental tener cuidado con las áreas de viviendas, animales y zonas ambientalmente sensibles. Sin embargo, cree que la tecnología disponible actualmente permite aplicaciones aéreas precisas y ajustes en tiempo real. Considera que lo ideal sería crear un protocolo que permita a todos los operadores trabajar con la tranquilidad de que no enfrentarán problemas.
Schramm destaca que la zona de exclusión fue definida junto con las primeras normas sobre operaciones de aviación agrícola. La IN-02/2008 del Mapa cumple en agosto 17 años desde su publicación. Argumenta que desde entonces, los equipos y las propias aeronaves han evolucionado para garantizar operaciones cada vez más seguras. No obstante, la reglamentación no ha acompañado los avances del sector.

Alexandre Schramm explica que la evolución de la tecnología de a bordo y del propio avión, combinada con el conocimiento, permite ajustar las aplicaciones a las necesidades.
MONITOREO
“En aquella época, creo que ante la falta de recursos para realizar evaluaciones y ajustes en los equipos, se optó por definir una franja que fuera más allá de lo necesario en términos de seguridad, ofreciendo una garantía amplia”, destaca el piloto agrícola. Y refuerza que actualmente la tecnología ha avanzado mucho y hay más información disponible para evaluar en el momento si es posible realizar una aplicación. “Entonces, en lugar de detener una aplicación a 250 metros de una represa, podemos monitorear todas las variables —desde las condiciones climáticas hasta los recursos físicos de la aeronave y el equipo— y ver hasta dónde se puede llegar”, subraya Schramm.
El empresario del sector aéreo agrícola también señala que incluso los productos aplicados en los cultivos han evolucionado. “Ahora son más selectivos. También están los biológicos, cada vez más utilizados, que no representan peligro para el medio ambiente ni para las personas. Así, no requieren distancias de seguridad, o en todo caso, distancias mínimas”, defiende Schramm.
PILOTO APUESTA POR EL CONTROL DE DERIVA CON PLANIFICACIÓN
Para el piloto agrícola Silvio Antonio Kempfer, la precisión de las aplicaciones aéreas es innegable. “Hoy en día, conseguimos volar justo en el límite entre cultivos diferentes sin que el producto derive hacia el área no deseada”, afirma el socio y gestor de Mirim Aviación Agrícola (Pelotas/RS). Y lanza una advertencia: la clave para controlar la deriva es la planificación.
Kempfer comenzó a volar en 1994 y llegó a trabajar durante cuatro cosechas con el “banderillero” (profesional que señalaba el inicio y el final de la franja de aplicación agitando una bandera). Con la llegada del DGPS, las líneas de pasada del avión comenzaron a ser guiadas por satélite. Esto representó una verdadera revolución para el sector, que experimentó un auge tecnológico.
En estos 31 años de profesión, Kempfer ha sido testigo de la evolución de la tecnología embarcada en las aeronaves agrícolas, así como del aumento del conocimiento sobre las mejores condiciones para la aplicación, sumado a un servicio meteorológico más preciso. Por ello, cree que establecer protocolos de aplicación en función de la proximidad a áreas sensibles sería más eficaz que simplemente definir distancias fijas.

Silvio Kempfer cree que los criterios de aplicación serían más eficaces para proteger zonas sensibles que las distancias predefinidas
CRITERIOS
Considera que si se aplicaran criterios de planificación para una aplicación —los cuales contribuyen a la reducción de la deriva—, esa zona de exclusión podría reducirse considerablemente. Además de las condiciones climáticas del día, que incluyen la dirección del viento, la humedad del aire y la temperatura, Kempfer señala que existen variables como la regulación del equipo, el tipo y la dosis del producto a utilizar, y el horario de aplicación.
“Todo eso influye en la deriva”, resume el piloto agrícola, quien mantiene una página en Instagram con consejos para una aplicación aérea segura y de calidad. Y deja claro: las normas vigentes deben ser cumplidas.
ENTRENAMIENTO Y CRITERIOS DE APLICACIÓN SON ALTERNATIVAS A LA ZONA DE EXCLUSIÓN
Referencia mundial en aplicación aérea, el ingeniero mecánico y agrónomo Alan McCracken (entrevista principal de la edición enero a marzo de 2022), considera que la discusión sobre la distancia mínima entre el área objetivo y lugares ambientalmente sensibles o poblaciones ya está superada. Para él, la solución para preservar tanto el ecosistema como las comunidades está en el entrenamiento de los equipos operativos.
“Las empresas deberían capacitar a sus nuevos pilotos y enviar a los más antiguos a reciclaje, al menos cada dos años, para que se actualicen sobre nuevas tecnologías y mezclas químicas”, subraya McCracken.
Según el especialista en aplicación aérea, en Estados Unidos, para evitar la deriva hacia áreas no deseadas, la ecuación es bastante simple. “Si hay una casa al lado de un lote de soja, maíz o cualquier otro cultivo, y el viento va del cultivo hacia la casa, no se aplica, y punto final”, recomienda. Según él, esta es la regla establecida en California: “si hay riesgo, no se aplica”.
McCracken considera que la buffer zone no tiene sentido en un momento histórico en que existen numerosos equipos capaces de reducir significativamente los riesgos de deriva. Además del DGPS y del medidor de flujo, cita como ejemplo la válvula de corte. Este accesorio, producido en Brasil por Zanoni Equipamentos, permite cerrar la barra de boquillas de una de las alas, lo que facilita tratar los bordes del cultivo sin aplicar producto fuera de la franja de deposición planificada.

Alan McCracken ve en la tecnología el argumento para adoptar criterios técnicos en lugar de una zona de exclusión fija.
SEGURIDAD
También considera esencial que todas las aeronaves agrícolas estén equipadas con lo que se denomina smoker, una máquina que genera humo. “En la primera pasada sobre el cultivo, el piloto acciona el smoker de su avión para observar la dirección y velocidad del viento”, recomienda McCracken. Para él, “ese sería el primer paso hacia una aplicación segura, para minimizar el riesgo de deriva”.
El consultor sugiere también el uso de la válvula by-pass (dispositivo que regula el flujo de líquidos). El motivo es sencillo. Según McCracken, “cuando el piloto vuela usando el by-pass, al llegar al final del lote cierra la válvula y se produce un corte inmediato en la salida del producto”. Además, la válvula mantiene homogénea la mezcla del tanque.
Incluso, hablando de mezcla, destaca la importancia de usar productos que reduzcan la evaporación de las gotas. Para ello, recuerda que existen varios aceites y productos químicos que ayudan en este control. Como uno de los consultores independientes más renombrados, McCracken hace una aclaración importante: no vende productos, vende resultados. “Llego a una propiedad y, reuniendo todos estos factores, logro controlar la enfermedad, la plaga… y eso es lo que el productor paga”, concluye.
CONSEJOS PARA UNA APLICACIÓN AÉREA SEGURA
- Realizar la aplicación únicamente cuando la dirección del viento favorezca el área objetivo, para evitar el riesgo de deriva.
- Instalar una máquina generadora de humo en el avión, para verificar in situ la dirección y velocidad del viento.
- Los pilotos deben utilizar la válvula by-pass, para mantener la agitación del producto y garantizar el corte exacto de pulverización al final de la franja.
- Considerar la instalación de una válvula by-pass eléctrica y automática.
- En la mezcla, añadir un producto adecuado (aceite + coadyuvante), para reducir la evaporación y, en consecuencia, evitar la formación de gotas pequeñas que podrían derivar fuera del área objetivo.
- Muchas plagas (como chinches) son más activas en temperaturas altas, por lo que se debe aplicar el producto en el momento ideal, con calor.
- Capacitar a pilotos y técnicos en los aspectos técnicos de la aplicación.
Fuente: Alan McCracken